Una lectura de Gabriel Celaya, 1

Vuelvo a una de mis entradas del Antiguo Blog, 2011

«Las cosas como son»

Esto escribía en aquellos tiempos: «¡¡¡ Es un poema de largo alcance, hasta 30 páginas y lo he leido todo seguido sin parar!!!. Me ha llamado la atención la escena del arranque…de las primeras estrofas:

«pienso que si muero,

 (¡sería tremendo!, no puedo admitirlo)

/ como ha muerto Pablo, Diego está muriendo

Carmen… ¿es posible?…»

Habla de las personas como cosas, somos como estamos y nos encontramos con cabeza, tripas, oidos, en fin, somos simple materia, inestable en cuanto a sentidos, emociones, ideas simpre cambiantes, para nada constantes. Añado esta otra estrofa completa, de su parte final:

«Muero de mil modos:

si expiro, si olvido, si muero, si inundo

las anchas marismas con mi sangre espesa;

muero en las rutinas,

los automatismos

los actos que lanzan (y ahí es donde valgo)

mi existencia a fines que no tienen nombre /

o bien, dando vueltas,

-noria- sacan puras mis insipideces,

mi morir en vida, no vivir de muerte.

   Y acabo con la estrofa siguiente:

Nadie permanece seguido y constante,

muere y resucita con cada latido,

con cada mañana que, al abrir los ojos,

se descubre fresco, vibrante y sensible

a la maravilla de un día cualquiera. Alargar la vida no es vivir de veras;

copiarse a sí mismo momifica pronto,

¿Vida o muerte? No.

Vivir renaciendo

o seguir muriendo (durar un latido).

La verdad que nunca había aguantado un poema tan extenso pero hemos simpatizado lector y autor. Hemos compartido los temas del poeta: sus amistades, amor, recuerdos, vida, entorno…pensando, sintiendo y volviendo a sentir  si es la muerte o la vida la que sigue, cambia, se revuelve…